Universidades de verano: amor al conocimiento

libro playa, veranoSi hay un lugar en el mundo donde se pueda estudiar por el mero placer de aprender, ése es, sin duda, la universidad. Estudiamos una carrera para sacarnos un título y ejercer una profesión, pero también para investigar, crear, analizar el mundo, etc… En verano, las universidades abandonan la inevitable rigidez de sus programas de estudios y se vuelven verdaderos centros de intercambio cultural. El ambiente veraniego puede llegar a convertirse en festivo, como en el caso de la Universitat de Girona), que prepara una fiesta de inauguración de su programa de verano para el próximo 1 de julio, con música, danza, poesía e incluso un pasacalles.

Veraneo universitario
También es frecuente que la universidad se descentralice en verano. De hecho, lo mismo sucede con los estudiantes, que abandonan las ciudades para trasladarse a la playa, a la montaña o a los pueblos cercanos. Como ellos, la Universidad de Murcia traslada buena parte de sus cursos de verano a otras poblaciones dentro y fuera de esta comunidad autónoma, como Puerto Lumbreras, San Javier, Lorca, Sant Antoni de Portmany (Ibiza) o Torrevieja (Alicante). La misma estrategia sigue la Universidad Miguel Hernández de Elche, cuyos cursos de verano llegan a Santa Pola, Torrevieja y Benidorm, entre otros.

Cursos no presenciales
Si el curso que deseas no se imparte en tu lugar de veraneo, no te preocupes. Puedes llevártelo en la maleta. Tradicionalmente, la universidad de verano ha sido siempre una actividad presencial, pero Internet ha empezado ya a cambiar este panorama. La Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y la Universitat de Girona se suman a instituciones ya conocidas como la UNED o la UOC y ofrecen cursos intensivos a distancia. Una buena razón para llevarte un portátil con módem USB a la playa.

Ventajas académicas
Pero no solo de saber vive el hombre. La universidad de verano ofrece otras ventajas aparte de la de adquirir nuevos conocimientos. La principal es el reconocimiento académico. En muchas ocasiones, los cursos de verano son convalidables como créditos de libre elección, incluso si se cursan en una universidad distinta de aquella en la que estamos matriculados (no obstante, conviene asegurarse presentando el programa en la secretaría de nuestro centro universitario habitual). Como media, un curso de verano proporciona 3 créditos, aunque los hay de 1 crédito y hasta de 8. En general, el número de créditos de libre elección se sigue calculando según la norma que equipara cada crédito a 10 horas lectivas. La implantación de los créditos ECTS no ha afectado a la mayoría de programas, aunque para estar seguros también conviene consultar a la universidad.

Opositores y funcionarios tienen otro aliciente para matricularse en un curso de verano. Muchos de estos cursos son baremables, es decir, que proporcionan puntos adicionales a la hora de presentarse a un concurso-oposición o a una promoción interna. En particular, los funcionarios de carrera docentes no universitarios pueden aprovechar estos cursos para acreditar formación de cara a las revisiones de sueldo propias de los sexenios. Una oportunidad nada desdeñable, especialmente en esta época de recortes salariales.

Temática

Son infinitas. Entre las más curiosas que hemos encontrado en esta edición, se cuentan: un curso sobre masonería (Universitat Pompeu Fabra), informática para músicos (Universidad de Burgos ), apicultura (Universitat de Lleida), lengua de signos o cómo ver cine asiático (Universitat Internacional de Catalunya).

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