¿Tienen que estudiar los niños en verano?

Las vacaciones, especialmente las veraniegas, plantean a los padres la duda de si deben dejar al niño disfrutar del tiempo libre en su totalidad o si es aconsejable que hagan algún ejercicio escolar para que no se desacostumbren y les cueste más la posterior vuelta al colegio. Como en todo, las opiniones son diversas y seguramente cada sector tiene su parte de razón.

Adiós a los deberes durante las vacaciones

Por una parte encontramos los padres y profesores más abiertos, adiós a los deberes y a los ejercicios durante las vacaciones, especialmente cuando son más pequeños. Consideran que las vacaciones son para disfrutar, para que estén con la familia, para que aprendan otro tipo de cosas: que viajen, que jueguen, que rían y se relacionen. Y sí quieres que aprenda algo, que sean cosas culturales: llévale al museo, a visitar ciudades históricas, enséñale la naturaleza o que lea un libro que le interese.

Inciden en que ya están durante todo el año haciendo tareas y que son niños pequeños, necesitan ser felices y pasarlo bien y el verano es la época perfecta para lograrlo. Ya tienen el resto del año para aprender y seguir formándose. Es mejor que desconecten durante esta época y así llegarán más frescos al nuevo curso y con más ganas de aprender; si siguen estudiando de la misma manera durante el verano llegarán exhaustos al siguiente curso.

Además, obligarles a estudiar cuando piensan que tienen que estar de vacaciones (incluso si ven a otros niños jugando y ellos haciendo deberes) puede hacer que acaben aborreciendo los estudios y que odien las tareas y ejercicios desde bien pequeños. Si no se acuerdan en septiembre ya habrá tiempo para estar más encima de ellos, aunque se necesite dedicar un poco más de tiempo de estudio de lo normal, pero en las vacaciones tienen que descansar.

Postura intermedia: descanso pero con pequeños ejercicios de repaso

Entre medias, encontramos un sector de la población (padres y profesores) que aunque están de acuerdo con que los niños se tomen las vacaciones como lo que son, un periodo de descanso, sí que consideran adecuado que hagan de vez en cuando algún que otro ejercicio de repaso —que no le resulte difícil al niño, una tarea simplemente para recordar lo que ha dado durante el año y que no lleve más de veinte o treinta minutos al día—. Así, creen que el niño estará más preparado ante el nuevo curso, que tendrá los contenidos más recientes y que no le costará tanto volver al ritmo académico.

Los que piensan que los niños deben seguir estudiando en verano

Y por último, los padres y profesores más severos, rígidos e inflexibles consideran una obligación que los niños sigan formándose durante el verano para que no desaprendan. Aunque bajen la rutina diaria de estudio y sean más ejercicios prácticos consideran imprescindible que los chicos continúen haciendo tareas durante todo el verano para avanzar y no quedarse atrás. Una buena manera para que aprendan pero que se sigan divirtiendo y más en verano es que aprendan con las nuevas tecnologías: con apps educativas con la que los niños siguen formándose de forma interactiva, intuitiva y divertida.

Algunos informes destacan que durante el verano se puede perder el equivalente a un mes de conocimientos ya que los niños se olvidan rápidamente de los contenidos que menos han profundizado en su memoria y con los que menos han practicado. Sin embargo… ¿Merece realmente la pena? Agobiar a los niños con seguir estudiando durante las vacaciones cuando luego van a estar el resto del año haciendo deberes y estudiando a diario.

Aun así, los expertos consideran que aunque hay que romper con la rutina del colegio no es bueno que los niños abandonen por completo los estudios y que deberían seguir haciendo ejercicios de repaso para no perder la rutina de trabajo.

Con los suspensos la historia cambia completamente

Otra cosa completamente diferente es el caso de los suspensos. Cuando un niño ha suspendido una materia y, especialmente si tiene que presentarse a un examen de recuperación, deben reforzar durante el verano sus competencias en la asignatura en la que más ayuda necesitan. Si son pequeños y se les dan muy mal las matemáticas o la ortografía es aconsejable que realicen algún tipo de ejercicio complementario que les ayude a ponerse al nivel de sus compañeros.

Cuando son más mayores y tienen que presentarse en septiembre a un examen de recuperación de la asignatura —tanto el niño, ya más mayor y consciente de la importancia de aprobar esa asignatura (tanto por la posibilidad de repetir si son varias como por la posibilidad de ir arrastrando la asignatura en el siguiente curso) como la familia que siempre tiene que estar pendiente de la formación de sus hijos— deben aplicarse aún más para conseguir superar ese obstáculo académico.

Es esencial que el niño no le coja tirria a ninguna asignatura, porque en su inicio académico se le dan mal las matemáticas no quiere decir que sea menos listo ni siquiera que no pueda ser bastante bueno en el futuro en esta área. Simplemente puede haber estado más desconcentrado en esas clases o no le agrade la materia. Recordemos que son niños y hay que saber orientarles y guiarles de forma adecuada.

Y tú…¿Crees que los niños tienen que seguir estudiando durante las vacaciones? Puedes escribirnos a nuestra cuenta de Twitter: @iberestudios

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