La formación para discapacitados como proceso de integración social

Las personas con algún tipo de discapacidad (física o mental) forman una parte cada vez más importante de nuestra sociedad. Su integración social es un aspecto que se intenta mejorar desde empresas, organizaciones y gobiernos, pero aún así la situación podría mejorar invirtiendo en más formación para discapacitados como claro puente de integración social para su inclusión laboral.

1 millón de discapacitados necesitan formación

Existe en España un millón y medio de discapacitados en edad de trabajar, mientras sólo un 28% tiene un empleo remunerado. En estos casos, la formación continua para los discapacitados tiene un papel clave a la hora de facilitar la integración social de este colectivo. Para ello es necesaria la colaboración de los centros dedicados a la integración de las personas discapacitadas, de las entidades políticas y del total de la población en general.

Existen multitud de cursos gratuitos en internet para colectivos con discapacidad física e intelectual, o como se dice hoy en día con capacidades diferentes, tanto por parte de instituciones públicas, como privadas, que ofrecen formación continuamente para que personas con discapacidad o en riesgo de exclusión puedan formarse como vía para su integración laboral.

Instituciones como la Fundación Once o la Fundación Adecco, organizan cursos de capacitación para los discapacitados y es muy fácil informarse accediendo a sus webs públicas.

¿Cómo se ayuda desde las organizaciones?

Existen varios centros que dedican su actividad a mejorar la situación social y la calidad de vida de las personas con discapacidad. En éstos no sólo se ofrece ayuda psicológica sino que se trabaja para conseguir una mayor integración de estos colectivos en la sociedad.

Así pues, las organizaciones que trabajan con discapacitados tienen varios objetivos por los que luchan diariamente: potenciar las relaciones sociales de los usuarios, así como mejorar su nivel de autonomía y sus condiciones físicas, facilitar su inserción socio-laboral y concienciar a la sociedad de los problemas relacionados con este colectivo.

Para conseguir estas metas que los centros se proponen, se realizan varias actividades para las personas con discapacidades. Estas pueden ser “desde actividades comunitarias, que intentan fomentar aspectos socializadores, a actividades formativas dirigidas a una finalidad concreta, cómo encontrar trabajo”, tal y como indica en una entrevista que realizamos Jordi Mela, subdirector general del Centre de Formació i Prevenció del Maresme, entidad que trabaja con personas con algún tipo de trastorno de la salud mental. Así pues, estas organizaciones realizan actividades lúdicas, físicas o culturales, actividades de capacitación, o cursos  y talleres relacionados con su formación, ya sean cursos de formación ocupacional, cursos en los que se les ofrecen técnicas para la búsqueda de trabajo… Además, muchas entidades de este tipo tienen convenios con empresas para facilitar la inserción laboral de estos colectivos en la sociedad y en el mundo laboral.

La formación, en el caso del colectivo de discapacitados, es imprescindible ya que debido a la dependencia que tienen las personas  con discapacidad, éstas necesitan de técnicas y recursos que les ayuden a integrarse en la sociedad. “La formación facilita los conocimientos para conseguir la capacitación de las personas” explica Jordi Mela, por lo que ésta es más que importante.

¿Qué medidas políticas favorecen la integración?

Desde los ayuntamientos, gobiernos y desde la Unión Europea también se lucha para conseguir una mayor y mejor integración de las personas con discapacidades en la sociedad. Para ello, se toman medidas como la Ley de la Dependencia o la Lismi, que indica que las empresas de más de 50 trabajadores deben contratar a un mínimo del 2% de personas con algún tipo de discapacidad en la plantilla de la empresa.

Por otro lado, los gobiernos también otorgan diferentes tipos de pensiones no contributivas a las personas con discapacidades, según las diversas realidades, y colaboran, con ayudas y subvenciones, con organizaciones públicas o entidades sin ánimo de lucro que trabajan con este colectivo.

Además, también se crean cursos de formación ocupacional, y algunas administraciones fomentan la responsabilidad social de las empresas así como las buenas prácticas en éstas.

A pesar de todo este tipo de medidas aún es necesaria una mayor implicación por parte de gobiernos, empresas y población para normalizar la perfecta convivencia de los diferentes colectivos que forman una sociedad. Por eso, Jordi Mela cree que aún “hace falta realizar mas esfuerzos dirigidos a la concienciación del mundo empresarial así como de la población en general”.

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Sigue leyendo más sobre el tema en nuestro contenido especial: Formación y exclusión social: estudios y trabajo para la integración en la sociedad:

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