“Es necesario que reconcibamos la educación por nuestro bien como país, como Estado y como ‘marca’”

Que la educación está viviendo un momento delicado no es un es una novedad. Las carencias del sistema educativo tradicional y la nueva reforma están poniendo en pie de guerra a la comunidad educativa.

En Iberestudios nos gustaría poder ser la voz de todos ellos. Por eso y para empezar queremos dar la  bienvenida a Jaime Bravo, un joven escritor de tan sólo 15 años que ha escrito dos ensayos digitales y prevé publicar una editorial muy pronto. Se autodefine como un apasionado de la economía y un enemigo del sistema educativo y, en su web, habla sobre la educación, desde un punto de vista que muy poca gente conoce: el del estudiante.

Con títulos como ‘Hacia un nuevo modelo de enseñanza’ o ‘Queridos estudiantes, ¿nos levantamos?’ Jaime Bravo sorprende con sus ideas sobre educación y más si lo leemos pensando en la juventud de quien las has escrito. En esta entrevista Jaime, nos habla de las carencias del sistema educativo, del rediseño del concepto de educación y de la necesidad de una revolución.

¡Bienvenido a la comunidad de Iberestudios, Jaime Bravo!

1. ¿Cómo caracterizarías nuestro sistema educativo actual? Según tu experiencia, ¿cuáles son los puntos que consideras que más flaquean?

Nuestro sistema educativo es estandarizador, industrial y totalitario. Todas ellas se complementan y van aumentando conforme intentamos perpetuar el sistema. Hay varios puntos que fallan. Por destacar algunos: los exámenes, los profesores y en general, toda la educación. Pero si me tuviese que decantar por uno lo tengo claro: la metodología.

El problema de la metodología es algo demasiado importante cómo para abandonarlo. La actual consiste en un profesor en una mesa dictando cosas que los alumnos copian. Para asegurarse que recordamos lo que nos cuentan se dedican a hacer exámenes escritos.

2. La reforma educativa trae consigo novedades bajo el brazo. ¿Qué opinas sobre la nueva reforma?  Y, ¿qué tipo de estudiantes va a formar?

No valdrá para nada. Es un parcheo más. Siempre he dicho que la educación es un globo. El clime le hace perder aire. Para que no pierda más le colocamos parches. Nuestra educación es un globo lleno de parches. ¿Por qué no inflamos uno nuevo?

En mi opinión va a seguir formando los mismos estudiantes porque prácticamente nada ha cambiado. Estudiantes conformistas, que no saben ‘pensar’ poco creativos y que no saben cómo es el mercado laboral ni que hacer cuándo lleguen a éste.

3. ¿Hay algún modelo que España  debería copiar?

¿Finlandia quizás? Su modelo, se caracteriza básicamente por tener una evaluación por proyectos, los profesores son considerados cómo lo mejor laboralmente hablando, no hay crisis de motivación y se enseña creatividad y emprendimiento – entre otras muchas cosas.

Aún así, no creo que España deba realizar una copia. El modelo finlandés tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Tenemos que definir nuestro propio sistema y de manera urgente.

4. ¿Crees que las altas tasas de fracaso escolar se deben solo a un problema del sistema educativo y de la docencia o piensas que los alumnos tienen  también algo que ver?

Siempre he defendido a los profesores. De hecho, creo que el problema no radica totalmente en ellos, ni en nosotros – los estudiantes. Hemos llevado a cabo una educación rutinaria en la que se aprende poco y mal. Se memoriza más bien. El fracaso escolar se debe a una metodología que, literalmente, nos destroza y a unas asignaturas  basadas en un currículo de 1860. Obviamente existen externalidades.

5. ¿Por qué es importante rediseñar el concepto de educación? ¿Qué camino debería tomar?

Es importante porque los estudiantes – y en general las nuevas generaciones – conformarán la base tributaria del país en cuestión. Es necesario que reconcibamos la educación por nuestro bien como país, como Estado y como ‘marca’ – de la que tanto nos hablan. El camino en mi opinión, está claro: una revolución.

6. En tus artículos hablas de revolución…¿En qué consiste? ¿Crees que puede tener futuro?

Como ya he dicho muchas veces, la revolución que yo propongo en la educación no tiene por qué ser violenta. Dicha revolución corresponde a un desaprendizaje de lo que concebíamos como educación, de lo que considerábamos como inteligencia y sobre todo: de cómo transmitíamos esa información. El mejor ejemplo es el del globo del que hablé anteriormente: se trata de pinchar el antiguo y volver a inflar uno nuevo. Puede parecer que es utópico. Pero ante algo nefasto es mejor algo utópico. En cuanto a cómo se debe llevar a cabo, debería ser consensuado entre los distintos ‘agentes educativos’, eso sin duda.

7. Según el Ministro de Educación, las pruebas de evaluación no son barreras, sino semáforos para corregir fallos a tiempo. En tus charlas comentas que los exámenes como sistema de evaluación no son válidos. ¿Qué tipo de evaluación  propondrías?

Exactamente. Abogo por una evaluación continua que realmente sirva para sacar lo mejor de los estudiantes. Siempre he dicho que la evaluación por proyectos sería una forma genial para conocer cuan inteligente es un alumno. Los exámenes son la vía fácil para un fin muy importante. No podemos determinar si un alumno es o no inteligente con un número. La inteligencia no es un nueve o un diez. Y hemos creído eso durante muchos años. Toca revolución.

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