El hecho de no dormir o dormir pocas horas está relacionado con nuestra capacidad de aprendizaje, el sueño es fundamental para aprender. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el investigador Matthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley.
Su estudio refuerza la teoría de que el sueño actúa como limpiador de nuestro cerebro y nos deja libre más capacidad para almacenar otra información. Esto influye en nuestra capacidad de aprendizaje y de adquirir nuevos conocimientos.
Según las conclusiones de Walker, los recuerdos recientes de lo que nos ocurre en un día se almacenan en el hipocampo de forma temporal y después se envían a la corteza prefrontal, que dispone de más capacidad. Así el hipocampo actúa como una bandeja de entrada de nuestro mail, a la que no podrá entrar más información si no se vacía, y esto no ocurre hasta que entramos en la fase de sueño.
Walker hizo que 39 jóvenes aprendieran una labor específica durante un tiempo determinado. Todos obtuvieron resultados parecidos, pero mientras que los jóvenes que durmieron una siesta pudieron continuar más tarde su proceso de aprendizaje, los que no lo hicieron obtuvieron peores resultados.
Así se concluyó sobre la implicación de las fases del sueño en el proceso de aprendizaje. Esto influye en gran medida en la manera en la que afectan hechos como que un estudiante pase la noche despierto antes de un examen. Ello reducirá la capacidad de asimilar conocimientos de esa persona.
Encefalogramas a voluntarios han permitido a este experto descubrir también que la limpieza del buzón del hipocampo tiene lugar sobre todo durante una fase del sueño cuya función hasta ahora no estaba clara, la fase 2 del sueño no-REM.
El trabajo de Walker forma parte de los trabajos presentados en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) que se celebra estos días en San Diego (California, EEUU).
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